La periodoncia se suele traducir en una mejora de la salud de los pacientes

La periodoncia, rama de la odontología dedicada a la prevención, diagnóstico y tratamiento de las enfermedades que afectan a las encías y a los tejidos de soporte del diente, desempeña un papel fundamental en la mejora de la salud integral de las personas. Aunque muchas veces se percibe como una especialidad enfocada únicamente en la estética o en el mantenimiento de la dentadura, la realidad es que su impacto va mucho más allá del ámbito bucal. El cuidado periodontal adecuado no solo preserva la funcionalidad y la armonía de la boca, sino que también contribuye directamente al bienestar general, al prevenir infecciones, reducir inflamaciones sistémicas y mejorar la calidad de vida en múltiples aspectos.

La salud periodontal se basa en el equilibrio entre las bacterias presentes en la cavidad oral y las defensas naturales del organismo. Cuando este equilibrio se rompe, suele desarrollarse gingivitis, una inflamación superficial de las encías que, si no se trata a tiempo, puede evolucionar hacia periodontitis. Esta última es una enfermedad más grave que afecta los tejidos de soporte del diente, hueso alveolar, ligamento periodontal y cemento radicular, y puede conducir a la pérdida dental. Lo que muchas personas desconocen es que los efectos de la periodontitis no se limitan a la boca: la inflamación crónica que genera tiene repercusiones en todo el organismo, siendo un factor de riesgo para diversas enfermedades sistémicas.

Una de las formas más evidentes en que la periodoncia mejora la salud general es a través del control de la inflamación. Las enfermedades periodontales producen una respuesta inflamatoria que no solo afecta las encías, sino que puede extenderse al torrente sanguíneo. Diversos estudios han demostrado que la inflamación periodontal se asocia con un mayor riesgo de enfermedades cardiovasculares, como la arteriosclerosis o el infarto de miocardio. Las bacterias presentes en las bolsas periodontales pueden entrar en la circulación y contribuir a la formación de placas en las arterias, agravando el estado de quienes ya padecen problemas cardíacos. En este sentido, mantener unas encías sanas mediante tratamientos periodontales reduce la carga inflamatoria general del cuerpo y favorece un mejor funcionamiento del sistema circulatorio.

El impacto de la periodoncia también es notable en el control de la diabetes. Existe una relación bidireccional entre ambas condiciones: las personas con diabetes tienen mayor predisposición a desarrollar enfermedad periodontal, y a su vez, la periodontitis dificulta el control de la glucosa en sangre. Al tratar la infección y la inflamación de las encías, se mejora la sensibilidad a la insulina y se favorece la estabilidad metabólica. Así, la terapia periodontal no solo contribuye a conservar los dientes, sino que actúa como una intervención médica complementaria en el manejo de la diabetes, mejorando la respuesta del organismo a los tratamientos y reduciendo complicaciones.

En el ámbito respiratorio, la periodoncia también ejerce un efecto protector. Las bacterias orales pueden ser aspiradas hacia los pulmones y provocar infecciones respiratorias, especialmente en personas mayores o con el sistema inmunitario comprometido. Mantener una higiene periodontal adecuada disminuye la presencia de microorganismos patógenos en la boca, reduciendo el riesgo de neumonía bacteriana y otras afecciones respiratorias. Además, en pacientes con enfermedades crónicas, el cuidado periodontal ayuda a evitar que la cavidad oral se convierta en una fuente de infecciones recurrentes.

A nivel bucal, los beneficios son igualmente significativos, tal y como nos cuenta el Dr. Firas Youssef Alarcon, quien en su consulta de la Clínica dental Puerta de Alcalá, nos muestra como un tratamiento periodontal bien realizado elimina la inflamación, detiene la pérdida de hueso y restaura la estabilidad dental. Esto no solo preserva la capacidad de masticar y hablar correctamente, sino que también mejora la estética facial y la confianza personal. Las encías sanas aportan una sonrisa armónica, sin sangrado ni retracciones, lo que influye positivamente en la autoestima y en las relaciones sociales. Asimismo, al conservar los dientes naturales, se evita la necesidad de prótesis o implantes, que suponen un coste económico y emocional añadido.

¿Qué otros tratamientos dentales mejoran la salud de los pacientes?

Existen numerosos tratamientos dentales que, más allá de su función estética o restauradora, contribuyen directamente a mejorar la salud general de los pacientes. La odontología moderna ya no se limita a mantener la sonrisa en buen estado: su alcance se ha ampliado hacia la prevención y el tratamiento de patologías que pueden repercutir en el bienestar integral del organismo.

Uno de los tratamientos más relevantes es la odontología preventiva, que incluye limpiezas profesionales, fluorizaciones y revisiones periódicas. Estas intervenciones ayudan a eliminar la placa y el sarro que no se eliminan con el cepillado diario, reduciendo el riesgo de caries, gingivitis y periodontitis. Además, permiten detectar a tiempo lesiones o alteraciones en la mucosa oral que podrían derivar en problemas mayores, como infecciones o incluso cáncer bucal. La prevención odontológica no solo evita tratamientos costosos a largo plazo, sino que preserva la salud general al mantener controladas las bacterias orales que pueden afectar otros sistemas del cuerpo.

Otro tratamiento fundamental es la endodoncia, comúnmente conocida como tratamiento de conductos. Su objetivo es eliminar la pulpa dental infectada o inflamada y conservar el diente natural, evitando extracciones innecesarias. Al tratar infecciones profundas, la endodoncia previene que las bacterias se diseminen hacia el hueso maxilar o la sangre, lo que podría desencadenar infecciones sistémicas graves. Mantener un diente funcional también contribuye a una masticación adecuada, esencial para una buena digestión y una correcta nutrición.

Las rehabilitaciones orales mediante prótesis, coronas o implantes dentales también mejoran la salud de manera notable. Sustituir dientes perdidos no solo restablece la estética facial, sino que permite recuperar la función masticatoria, evitando problemas digestivos, sobrecarga mandibular o desplazamientos de los dientes restantes. Los implantes, además, ayudan a preservar el hueso alveolar, que tiende a reabsorberse cuando no recibe estímulos. En ese sentido, mantener una estructura ósea adecuada previene alteraciones faciales y articulares, lo que repercute directamente en la salud musculoesquelética.

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