Playa de Matalascañas

Ciudadanos de toda Europa fijan su residencia en Matalascañas.

Matalascañas es una bonita playa de la provincia de Huelva, rodeada por las dunas y las marismas de Doñana. De un tiempo a esta parte, este núcleo costero se ha convertido en una zona residencial, con vida durante todo el año. Ciudadanos de otras partes de España y de Europa fijan allí su segunda residencia, pasan largos periodos de tiempo al año o se van a vivir allí definitivamente. Te contamos por qué la gente decide marcharse a Matalascañas.

Hace 20 años, la primera vez que oí hablar de este lugar, decían que Matalascañas era como un barrio de Sevilla. No es de extrañar. A la playa llegaban miles de sevillanos cada verano. Bien, porque pasaban allí sus vacaciones o porque cogían el coche los domingos para disfrutar en la playa todo el día. Sevilla es la cuarta ciudad más grande de España y Matalascañas, la playa, les queda más cerca.

Los 50 kilómetros de playa de Matalascañas son de calidad excepcional. Desde que en 1993 recibiera su primera bandera azul, no ha dejado de alzarla en el mástil del arenal en los últimos 30 años. Playas de arena blanca y aguas cristalinas, rodeadas en algunos espacios por campos de dunas que le dan ese aire agreste, semisalvaje. Como el de una cala virgen.

Casi 3.000 personas viven durante todo el año en el Matalascañas. Una población que durante los tres meses de verano llega a multiplicarse por 50. Recibe anualmente 150.000 visitantes. Desde el punto de vista administrativo es una pedanía de Almonte, pero en los hechos, dispone de los servicios e infraestructuras de cualquier municipio.

Estas condiciones hacen que muchas personas se planteen vivir una temporada en Matalascañas. No es difícil conseguirlo. Tienes una buena oferta inmobiliaria para alquilar o comprar piso en cualquier época del año, como podemos ver en Inmodoñana, un portal inmobiliario local que presenta interesantes ofertas. Un conocido mío, de hecho, alquiló desde esta web un apartamento en el Palmito. Uno de los barrios en primera línea de playa de Matalascañas.

La construcción de Matalascañas.

Hoy Matalascañas tiene un Centro de Salud (ambulatorio), un colegio público de educación infantil y primaria, varios colegios privados, una guardería municipal, un polideportivo, una biblioteca pública, zonas comerciales y de ocio, y dos iglesias.

Pero siempre no fue así. La configuración de Matalascañas, tal y como la conocemos en la actualidad, es fruto de un proceso que tiene su inicio hace poco más de 50 años. Hasta los años 60, Matalascañas no era más que un pequeño asentamiento de pescadores, donde algunas personas aprovechaban para construir pequeñas construcciones de cañas y adobe, típicas en Doñana, para pasar el verano.

A principios de los años 70 se comienzan a construir edificios de apartamentos para atraer el turismo en una zona conocida como Las Dunas del Delfín. En 1971 se inaugura el Hotel Flamenco, que años más tarde pasará a llamarse “Flamero”. El primer hotel grande de Matalascañas. Toda esta actividad se desarrolla en lo que hoy es el Sector A, lo que ahora se conoce como el centro. Donde se concentran gran parte de las discotecas, bares, restaurantes y tiendas. El lugar más bullicioso de la zona.

El año 1998 es un punto de inflexión. Ese año se comienzan las obras del primer campo de golf sostenible y ecológico de Europa, que se construye en los límites de la zona urbanizada. Aquello que parece un elemento para atraer turismo de calidad, en realidad, se transformará en un catalizador para hacer de Matalascañas un núcleo residencial estable. Matalascañas crece a base de urbanizaciones y barrios que van abrazando el campo de golf.

Al mismo tiempo, se ponen en marcha proyectos científicos y de conservación del entorno natural, como el parque dunar y el centro de investigación Balcón del Atlántico, que atraerá a biólogos y personal especializado para su mantenimiento.

Vivir rodeado por Doñana.

El periódico El Correo de Andalucía nos recuerda que Matalascañas es la única playa de Doñana, uno de los acuíferos naturales más importantes de Europa por su valor biológico y geológico, declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO y Reserva de la Biosfera. Algo, que sin duda, le aporta una identidad especial a esta playa.

Doñana es un espacio natural único que se desarrolla entre las desembocaduras de los ríos Guadalquivir y Guadiana, y en el que se suceden tres ecosistemas diferentes. Por un lado, tenemos las Marismas, tanto dulces como saladas, conformadas por un conjunto de arroyos y lagunas, con una flora y fauna adaptada al entorno.

Bordeando las marismas se encuentran los cotos, o arenas estabilizadas. Dunas que han quedado fosilizadas y que albergan bosques de alcornoques y pinos piñoneros. Al norte de los cotos está el pre-bosque. Un terreno de suelos arcillosos que da lugar a frondosos encinares.

Pegado a la costa, aparecen las dunas. Montículos de arena en movimiento que llegan hasta las inmediaciones de la arena de la playa. Las dunas rodean Matalascañas creando un paisaje singular.

Desde Matalascañas se puede visitar Doñana. A través de rutas de senderismo que llegan hasta las marismas o por viajes guiados en todoterrenos 4×4. En el parque dunar se encuentra el Museo del Mundo Marino, la Asociación de Ecoturismo Aires Africanos y la asociación de protección del caballo marismeño El Pasodoble.

El contacto directo de Matalascañas con la naturaleza y con el entorno singular que lo rodea es uno de los alicientes más interesantes para conocer la zona.

Matalascañas y la búsqueda de la Atlántida.

Hasta Matalascañas llegó en 1924 el arqueólogo alemán Adolf Schulten movido por sus investigaciones sobre la cultura tartésica y por algunos indicios que relacionaban esta parte de la costa de Huelva con la posible existencia de la Atlántida, la ciudad sumergida.

Para los griegos antiguos, lo tartesos fueron la civilización más antigua de occidente. Una cultura que enlazaba con la edad de bronce, el final de la prehistoria, y que estaba ubicada en el triángulo que forman las provincias de Huelva, Sevilla y Cádiz.

La expedición de Schulten en Matalascañas fue un fracaso. No encontró nada de lo que andaba buscando. En cambio, se topó con varios yacimientos romanos y con las ruinas de una factoría de salazón de pescado datada en el siglo III de nuestra era. Un detalle que indica que Matalascañas estuvo habitada durante la ocupación romana  y que fue un centro de producción.

A finales del siglo XX se han descubierto en la zona más occidental de Matalascañas restos arqueológicos que representan huellas de homínidos con más de 10.000 años de antigüedad y que se supone que corresponden a neandertales.

Son huellas fósiles, sobre un terreno arcilloso, que en la actualidad quedan cubiertas por la arena. Se encuentran a pie de playa y son objeto de una meticulosa investigación arqueológica.

Se supone que en aquella época, la zona era un acantilado donde los neandertales acudían con frecuencia a pescar y a buscar moluscos con los que alimentarse. Además de las huellas de homínidos, se han encontrado otras de animales procedentes del Holoceno, un periodo postglacial que comienza hace 11.700 años.   

Hoy en día, el grupo ecologista del parque dunar organiza visitas gratuitas guiadas en las que ofrece información histórica, biológica y geológica de la zona.

Un lugar bien comunicado.

Matalascañas tiene dos entradas por autopista. La A-483, que unos kilómetros más adelante conecta con la A-49 que comunica Sevilla y Huelva, y la A-494, entre Mazagón y Huelva.

Si hablamos de transporte público, la web de información Playa de Matalascañas informa que Matalascañas tiene comunicación diaria por autobús con Sevilla, Huelva y Almonte.

Los autobuses con Almonte son frecuentes. Entre las 7 de la mañana y las 9 de la noche hay uno cada dos horas. Con respecto a Huelva capital hay tres autobuses directos al día y para ir a Sevilla, 4.

Además, Matalascañas está comunicada por autobús con Mazagón, Palos de la Frontera y con el Condado de Huelva, comarca en la que se encuentran municipios como La Palma, Rociana, Paterna del Campo, Villalba del Alcor y Escarena.

Durante los meses de verano, el número de autobuses aumenta y la frecuencia entre los viajes disminuye.

Al sudeste de Matalascañas, en el Poblado de La Plancha parte un ferri que comunica Almonte con Sanlúcar de Barrameda.

Si te gusta caminar, Matalascañas ofrece interesantes rutas de senderismo. Como hemos dicho antes, desde el núcleo costero puedes acceder al parque de Doñana. Hay una ruta de 37 kilómetros que comunica Matalascañas con Sanlúcar de Barrameda moviéndose entre dunas y marismas. Con la llamada Ruta del Charco de la Bota, de 3,8 kilómetros pasas por varios miradores de avistamiento de aves, y con la ruta de Acebrón, llegas hasta el Palacio que construyó  Don Luis Pedro Espinosa Fondevilla, amigo personal de Alfonso XIII y que hoy alberga el Centro de Difusión e Interpretación del Parque de Doñana.

También tienes más rutas de senderismo por el parque dunar y por la costa. Matalascañas es un lugar perfecto para los amantes de la playa y de la naturaleza.

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